El aprendizaje basado en el pensamiento o ‘Thinking-Based Learning’ es un modelo educativo cuyo objetivo es enseñar a desarrollar habilidades como el razonamiento o el pensamiento crítico. Es una metodología que se centra en enseñar a pensar y en la toma de decisiones. Gracias a este sistema, el aprendizaje basado en la memorización queda relegado a un segundo plano y da paso a uno más consciente y enfocado en la comprensión.
Es un método de enseñanza muy versátil, ya que puede aplicarse a cualquier materia e incluso combinarse con otras metodologías educativas. Esta técnica permite una comprensión más profunda y significativa debido a la asimilación y puesta en práctica de los contenidos.
Enseñar a tener pensamiento crítico es fundamental para ser capaz de tomar buenas decisiones no solo en el entorno escolar sino también fuera de este. Que los alumnos consigan, desde pequeños, iniciarse en tareas cognitivas, puesto que las habilidades y destrezas que desarrollen también las pondrán en práctica a lo largo de su vida. El objetivo, por lo tanto, es el desarrollo del pensamiento y el raciocinio para una mayor autonomía a la hora de enfrentar cualquier reto.
El aprendizaje basado en el pensamiento es muy popular a día de hoy debido al gran contraste con el aprendizaje tradicional. La manera en la que se aborda la información recibida es completamente distinta y este método ayuda a retener lo aprendido de una forma más natural. El enfoque es diferente, no se trata de memorizar, sino de asimilar conceptos para desarrollar el conocimiento. ¿Cómo podemos poner en práctica esta metodología con nuestros alumnos? Te lo explicamos a continuación:
Hazles preguntas que obliguen a pensar y reflexionar
Para fomentar el pensamiento crítico promueve ejercicios que los hagan pensar y razonar de verdad. Pueden ser tanto preguntas abiertas que los inviten a reflexionar, opinar o posicionarse sobre algún tema en particular como dinámicas donde resolver un conflicto. En este tipo de actividades interactivas se verán obligados a argumentar, expresar y explicar sus opiniones y pareceres.
Organiza debates y juegos de rol
En un entorno relajado y donde fluye un buen ambiente es donde verdaderamente se produce el aprendizaje. De esta manera, los alumnos se sentirán cómodos para exponer sus ideas, permitirse fallar, intervenir, etc. Organizar debates es muy fácil, se puede plantear desde una película hasta un libro trabajado en clase. El objetivo es que tras analizar esa información sean capaces de argumentar la postura que han escogido. Otro ejemplo son los juegos de rol, plantear una situación ficticia y el papel que debe tomar cada uno, esto impulsará su atención, su creatividad, su capacidad de comunicación y la toma de decisiones.
Fomenta la autonomía en el estudio
Promover el aprendizaje activo para dejar atrás el pasivo. Favorecer el aprendizaje autónomo donde el alumno es el protagonista, no el profesor. La figura del docente es muy importante y debe acompañar al estudiante en el proceso de construcción de su propio conocimiento. Cuando tengan alguna duda, explicar sin dar la solución, hacerles reflexionar con otras preguntas y darles las herramientas necesarias para entender el contenido. Un ejemplo fácil donde poner en práctica este punto son las fichas interactivas.
Promueve el análisis
Impulsa el análisis, la observación y la comparación de textos. Leer un relato desde diferentes ángulos para llegar a conclusiones diferentes. Esto ayudará a los alumnos a contrastar ideas y reflexionar en profundidad. Adquirir conocimientos de esta forma los acostumbra a aplicarlos también en su vida adulta.
El aprendizaje basado en el pensamiento es un método que no solo facilita la comprensión y la asimilación de los contenidos escolares, sino que enseña a pensar. Como consecuencia, de la mano del pensamiento también llega la reflexión, la comunicación y la colaboración. Destrezas que les resultarán muy útiles a lo largo de toda su trayectoria personal y laboral.